Todos los años, el domingo después del Corpus Christi, en la ermita de Santa Felicia de la localidad de Labiano, en el valle de Aranguren, se celebra la romería dedicada a esta Santa.
(imagen de la romería a Santa Felicia)
Esta romería ha cambiado en estos últimos 36 años. Cuando yo era pequeño, me acuerdo que se juntaba mucha gente, la Santa Misa Mayor, se celebraba en frente de la ermita y era a las 11 de la mañana.
Según cuentan mis padres, nosotros solíamos quedarnos toda la mañana allí. Primero llegamos allí para oír la Santa Misa, después nos quedamos hablar con conocidos y familiares, a continuación, nos solíamos dar una vuelta por todo el pueblo para ver lo que había, nos paramos en un sitio del pueblo y almorzábamos. Después de almorzar, volviendo para el coche y aprovechábamos para comprarnos almendras garrapiñadas, caramelos,etc.
Esto que ha contado ocurría hace muchos años, cuando yo era pequeño. Ahora es muy distinto.
En la actualidad, mis padres y yo, solemos ir a veces a la mañana o a la tarde, depende de cómo nos toque el día. Llegamos allí, entramos en la ermita, oímos la Santa Misa, después hablamos con la gente conocida en el caso de que nos juntemos, nos damos una vuelta, compramos si hay venta ambulante y nos volvemos para casa. Ahora se nota que va poca gente a la ermita.
La ermita está dedicado a la conversión de San Pablo. Seguramente se construyó en la Edad Media, de estilo románico pero un incendio se destruyó. En 1753, se inaguró la actual ermita, con piedras de la antigua.
En esta ermita, contiene en un ataúd, los restos mortales de una joven, que fue matada por su hermano.
Felicia y Guillermo, eran dos hermanos, hijos cuyos padres eran los Reyes de Francia. Eran una familia cristiana que tenían mucha devoción y reverencia de Dios y de los Santos, que después de pedir y obtener la licencia y bendición de sus padres. Los dos hermanos partieron en romería a Santiago de Compostela. Existen 3 cosas para admirar: la primera es que habían cambiado las delicias de las cortes y los regalos por las incomodidades insuperables de una larga peregrinación, la segunda, es que emprendía la marcha con mucha pobreza y la tercera que los padres habieran consentido que los dos hubiesen partido solos en una edad tan peligrosa.
Después de haber cumplido Felicia y Guillermo con sus devociones y sus votos, caminando para Francia, Guillermo se volvió a Francia, y Felicia, decidió abandonar la babilonia de la Corte para lograrse ella guardarse sumamente a su pureza virginal, consagrada al Esposo celestial. El como he dicho, se fue solo a Francia, y ella decidió servir a Dios, donde quedaba desembarazada para poder atender a dicho servicio solamente.
Fue muy duro para Guillermo. Felicia, se esmeró en la abstinencia y en la caridad del prójimo, dejando de comer para dárselo a los pobres.
Guillermo llegó a la Corte de Francia, y sus padres recibieron la noticia con gran pena de no ver a su hija. Guillermo, volvió de nuevo a España, y supo que estaba sirviendo en el Señorío de Amocada (valle de Egües), la buscó y quiso persuadirle con sus amorosas palabras, pero no ella no se dejo convencer, porque dijo que primero la llevaría muerta que viva, y el hermano colérico le quitó la vida, en venganza de su honor, llevó alguna señal, luego que la vio difunta. Con una maravilla que Dios hizo sobre Felicia, Guillermo reconoció su pecado y para satisfación de la pena que tenía, escogió una ermita, obrando a Dios por los muchos milagros en su intercesión.
Los señores de Amocaín, estaban angustiados por Felicia, la buscaron y la encontraron muerta. La enterraron en la iglesia del mismo lugar. La Señora de Amocaín, fue a cumplir sus devociones y encontró en la sepultura que salía un hermoso clavel. Avisó a su marido, hicieron abrir la sepultura y descubrieron con gozo el clavel que nacía desde la misma herida de la hermosa Felicia. Después de descubrir el milagro y ayudados con el cura, mandaron construir un arca.
(arca o ataúd de madera donde reposaron los restos del cuerpo de Santa Felicia)
En esta arca le pusieron sobre una mula, dejándola rienda suelta y que la guiase la Provivencia.
En cada pueblo que pasaba la mula, salian la gente en procesión, tocando las campanas, para venerar y recibir una dávida del Cielo. Pero cerca de Labiano, cayó y quedó inmóvil la mula junto a la antigua basílica dedicada a la Conversión de San Pablo. Por eso, por la voluntad de Dios, se venera a Felicia en el mismo lugar donde se venera hoy, en esta basílica de Labiano y situado al lado del lugar, donde la mula quedó inmóvil.
(lugar donde cayó la mula con el cuerpo de Santa Felicia).